Perder.


«Perder.»
De niños este verbo
podría sonar gracioso,
podría decirse con risas.
“Perdí la partida del juego.”
“Perdí mi lápiz.”
“Perdí el dinero que me dio la abuela.”



Pero crecimos
y ahora perder
«Perder.»
es algo mucho más que eso.



Ya no suena gracioso,
suena a lamentarse.
Ya no lo decimos con risas,
lo decimos entre llanto.
“Perdí a la persona que amo.”
«La perdí…», «Lo perdí…»
“Perdí esa gran oportunidad.”
“Perdí mi empleo.”
“Perdí a mi familia.”
“Perdí mi felicidad…”



Perdemos muchas cosas a medida que crecemos.
Y mientras mayor te haces
mayores cosas pierdes.



Crecimos
y olvidamos que al crecer
podríamos incluso perdernos
a nosotros mismos.



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