Con rabia y dolor recuerdo todas esas ocasiones en las que lo defendí de personas que me hablaron sobre él, hice caso omiso a los comentarios; todos me dijeron, todos me advertían que detrás de sus ojos se ocultaban sus mentiras baratas, y yo me creí cada una de ellas incluso sabiendo que todo era una mentira. Al final, resulto la basura de la que muchos querían protegerme, o tal vez peor. Joder, yo confiaba en él, confiaba en que no me haría daño, sabía su juego sucio, sabía sus intenciones y aun así salí jodida. Una vez más deje que jugaran conmigo, volvieron a pisotear mis sentimientos como si no importaran. Por las malas me volví a dar cuenta de que el amor no es lo mío.


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